Don Miguel, como comúnmente le referíamos quienes caminamos de manera cotidiana a su lado, se convierte en este momento en una presencia perenne para los procesos organizativos en favor de la liberación, la promoción de los derechos humanos y la edificación de una paz con justicia y dignidad. Contamos ahora con un don Miguel inspirador. Su fallecimiento es ocasión de recoger claves importantes para el trabajo colectivo desde la izquierda social, así como para el fortalecimiento de la democracia, la búsqueda de la justicia, y el compromiso sólido en favor de los más pobres de la Tierra.https://www.jornada.com.mx/2023/01/13/opinion/012a2pol