“Durante décadas, las familias han circulado las semillas de sus abuelos a sus padres, y de los padres a sus hijos. La tradición familiar es heredar de generación en generación el cultivo del maíz y la milpa. Regionalmente, la importancia de las semillas nativas está estrechamente conectada con sus saberes relacionales y naturales, es decir, desde la siembra de semillas hasta el trabajo organizativo -todo un proceso social- para su resguardo.”