Para asegurar que haya maíz en el futuro la diversidad genética de las semillas es imprescindible y dentro de ella hay dos aspectos centrales que queremos apoyar y difundir: las personas que, año tras año, realizan la conservación y su conocimiento de cómo hacerla. Cada variedad tiene sus características y usos particulares; nacen y crecen en las manos campesinas dentro de un contexto cultural y climatológico.