Las semillas son meticulosamente seleccionadas por su importancia en el proceso de cultivo y por consiguiente en la cultura alimentaria y la economía de la comunidad. Cada semilla no sólo tiene la capacidad de convertirse en una planta sino contiene historia, conocimiento y experiencia milenaria de las comunidades que las protegen y desarrollan. Existe una gran variedad de prácticas de conservación, desde técnicas tradicionales ya casi perdidas, hasta estrategias más recientes, impulsadas por la llegada de nuevas plagas.
Como parte del proyecto que está coordinando Semillas de Vida en Tlacotepec Plumas, se organizó un taller con unxs 20 campesinxs sobre las diversas técnicas de selección y almacenamiento de semillas que existen o que existían antes en la comunidad. Entre las estrategias que antes eran muy comunes se encuentra “la troje”, construida de madera o quiote (el tronco que le sale al maguey) y los sacos o costales de petate e ixtle. Nos contaron que después de la introducción de agroquímicos a nivel nacional entraron nuevas plagas en los cultivos lo cual provocó la necesidad de buscar nuevas técnicas para guardar las semillas.
Además, algunos de los materiales que antes eran muy comunes ya se volvieron más caros y escasos, como el petate. Hoy en día muchas de las prácticas de almacenamiento de semillas incluyen contenedores hechos de materiales industriales que fueron introducidos más recientemente en el pueblo como costales de plástico, botes de 20 litros, tuppers, bolsas de plásticos, garrafones de agua, silos de metal, botellas de refresco o frascos de vidrio. El criterio más importante tiene que ser la posibilidad de cerrar los contenedores de forma hermética para que no entren las plagas. Con el mismo objetivo se agrega cal, ceniza, epazote (sobre todo a los frijoles) o una planta conocida como chicalote a las semillas y en algunos casos también se usan fungicidas.
Buscamos fortalecer estas prácticas antiguas y combinarlas con nuevas estrategias de almacenamiento de semillas para asegurar que pueda seguir el cultivo y mejoramiento de una gran variedad de plantas, año tras año, basado en las necesidades biofísicas y socioculturales del contexto local. Seguir cultivando, mejorando y guardando semillas es imprescindible para el fomento de un sistema agroalimentario más justo social y ecológicamente que contribuya al sustento de las comunidades humanas como Tlacotepec Plumas y de los ecosistemas de los cuales dependemos.